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John DeLorean. Live the dream (I)

Man in the tiger suit

  04 / Abril       Reportajes      Escrito por : Santi Martinez
John DeLorean. Live the dream (I)

John Z. DeLorean fue el uno de los ingenieros más brillantes de la industria americana de posguerra. Su meteórica carrera en General Motors combinó a partes iguales su talento técnico y ejecutivo con su provocadora conducta y su soberbia.

Adentrarse en la historia de DeLorean conlleva casi siempre un obligado viaje al futuro. Sin embargo, en esta ocasión nuestros recursos documentales nos permitiran conocer mejor al hombre que se escondió (se exhibió, mejor dicho) tras el Pontiac GTO o el DMC 12. En nuestro particular viaje nos acercaremos a la vida y obra de esta figura genial y contradicctoria a través de dos entregas; la primera abarcará sus años al servicio de GM y en la segunda viviremos su sueño de crear un deportivo bautizado con su apellido ... que pudo haberse construido en España.

Pongamos rumbo al pasado.

Chrysler, Packard, Pontiac... General Motors

Hijo de emigrados, DeLorean nace en Detroit en 1925. Su padre, de origen franco-húngaro, trabaja en las extenuantes factorías de Ford. Nada distingue entonces a Johnny Zachary de cualquier joven que intenta sobrevivir a la Gran Depresión en el lado oeste de la capital americana del motor.

Aplicado estudiante, logra una beca para cursar estudios de ingeniería en el Lawrence Institute of Technology gradúandose en 1948, tras cumplir con su país en la Segunda Guerra Mundial. Al finalizar un máster en automoción en el instituto Chrysler comienza a trabajar en esta casa americana, pero su creciente talento se muda pronto a la histórica y decadente Packard Motor Company. Esta firma, que había fabricado más que ninguna otra vehículos para reyes y jefes de estado llevaba años haciendo aguas; desde 1950 Cadillac le había arrebatado su papel de máximo proveedor de automóviles para los grandes del mundo. La fusión, en 1954, con Studebaker es una última patada de ahogado en medio del océano de los Tres Grandes de la Mottown.

Pero John está de suerte. En 1956 General Motors reestructura sus filas. Semon Knudsen aterriza en 1956 en Pontiac como director general con el objetivo de remontar sus maltrechas ventas, que la sitúan ese año en la sexta posición del ranking estadounidense. Necesita un equipo joven y talentoso a su lado para lograrlo. Como ingeniero jefe fichará a “Pete” Estes, procedente de Oldsmobile, y como asistente de ambos (y responsable del departamento de ingeniería avanzada) propone a un joven DeLorean, al que libera de su agonía como director de investigación en Packard.

Fuente: Car Life, agosto 1965. DeLorean (izquierda) junto a Pete Estes, futuro presidente de GM

El trío Knudsen – Estes – DeLorean tendrá el cometido de renovar la obsoleta gama Pontiac, que mediada la década de los 50 seguía comercializando, bajo una imagen poco inspirada, automóviles con motores de 8 cilindros y válvulas laterales destinados a una clientela cada vez más envejecida.

A finales de 1960 Pontiac presenta su modelo compacto Tempest y las ventas comienzan a responder. Un año más tarde DeLorean asume las responsabilidades técnicas en la firma de la cabeza de indio.

Los “poneys” y los “muscle”

Con el lanzamiento del Ford Mustang, en 1964, habían llegado los “poney cars”: coches compactos, asequibles y de estilo deportivo. Pontiac propone ir un paso adelante aumentando considerablemente las prestaciones en este nuevo cóctel. De este modo, el Tempest Le Mans podrá contar con un motor V8 de 389 pulgadas cúbicas (6,4 litros) con 360 caballos, suspensión reforzada y selector del cambio en el piso. Había nacido el Pontiac GTO con el que se inicia la era de los “coches músculo”, de los que también formarían parte el Dodge Charger R/T, el Mercury Cougar, el Oldsmobile 4-4-2 y el Buick GS. En las cadenas de radio de todo el país se promociona el nuevo modelo como el “tigre definitivo”, del que según su fabricantepodían comprarse 5 unidades con todos los extras por el precio de un Ferrari”.

El éxito del Pontiac GTO es inmediato. De las 5.000 unidades previstas al iniciarse su comercialización se llega a más de 30.000 unidades vendidas en 1964, que serán unas 65.000 al año siguiente. A partir de entonces las tres míticas letras dejarán de asociarse exclusivamente a Enzo Ferrari. 

Esto le supone a “Big John” asumir los destinos de Pontiac con sólo 40 años. Estamos en julio de 1965 y la firma de GM supera ese año por vez primera las 800.000 unidades comercializadas en una temporada, habiéndose convertido, desde 1962, en el tercer fabricante que más coches vende en EEUU.

Fuente: Car Life, agosto 1965. DeLorean, el hombre vestido de tigre

Para el año '66 Pontiac introduce en su gama un moderno motor OHC de 6 cilindros y a partir de 1967 el concepto “muscle cars” se extiende a los inferiores Firebird, basados en los Chevrolet Camaro. Más tarde llegará el Grand Prix como “automóvil personal” para luchar contra el Ford Thunderbird, el Buick Riviera y el Oldsmobile Toronado.

Antes de que finalice la década la Pontiac de DeLorean introduce importantes innovaciones en sus vehículos como los parachoques Endura en material plástico del mismo color que la carrocería, la antena de radio situada en el parabrisas, los limpiaparabrisas ocultos y la luneta trasera térmica. 

El primogénito del operario de las fundiciones de Ford es un hombre de éxito. Vive junto a su mujer Elizabeth en una mansión de estilo inglés, acuden juntos a actos benéficos, cenan frecuentemente en el club de campo...

Pero este ingeniero de aires felinos no se detiene en su imparable ascenso por los peldaños de la gloria. En febrero de 1969 se convierte, a los 44 años, en el ejecutivo de mayor rango en Chevrolet, la división insignia del mayor coloso de la industria del automóvil. Abandona entonces la esfera técnica y entra por la puerta grande en los selectos círculos del poder. Viaja la mayor parte de su tiempo y sus apariciones en los medios son cada vez más frecuentes. Su remuneración anual alcanza los 200.000 dólares.

Aunque sus largas patillas y su irreverente vestimenta violarán los rígidos códigos de la empresa. Con sus jerseys de cuello vuelto o sus trajes Nerhu este atractivo Romeo se convierte en una anomalía dentro una industria dominada entonces por ejecutivos con trajes de franela gris.

"DeLorean llamaba más la atención entre sus compañeros de GM que un Corvette Stingray en una exposición de camiones"

Time magazine, 1972

Fuente: Sport Illustrated, diciembre 1969

Comienza a relacionarse con celebridades como James T. Aubrey, presidente de Metro Goldwyn Mayer, el cantante Sammy Davis Junior o el televisivo Johnny Carson. “Es un hombre carismático, brillante y con gran encanto personal” dicen sus colaboradores. “Viste demasiado bien, casi como un playboy” piensan inquietos sus superiores en la planta 14 de General Motors. La prensa lo tacha abiertamente de libertino. Pero DeLorean trata de defender su imagen: 

"Soy una persona conservadora. Leo un promedio de un libro a la semana y paso la mayor parte de mi tiempo libre escribiendo y trabajando por los problemas que afectan a nuestro país: la pobreza, la desigualdad... ¿Suena eso a libertino?

Sport Illustrated, diciembre 1969

Lo cierto es que tras 15 años de matrimonio con su primera esposa se casa, en mayo de 1969, con la jovencísima Kelly Harmon, de 21 años de edad. Más de 20 años separan al maduro tigre de la joven actriz.

Fuente: Sport Illustrated, diciembre 1969

Este lobo solitario gobierna ahora su vida con la misma rapidez con la que conduce su Corvette o sus De Tomaso Mangusta y Maserati Ghibli de la competencia. Comienza a obsesionarse por su físico como un maníaco, frecuenta los gimnasios y para vencer la crisis de la mediana edad recurre a la cirugía plástica para potenciar su barbilla.

Pero los asuntos de empresa marchan por el buen camino. Revoluciona los esquemas de trabajo de la vieja compañía, reduce costes, innova en publicidad e implanta nuevos controles de calidad en los problemáticos modelos Vega de 4 cilindros, desarrollados para contrarrestar el ataque de los pequeños coches de importación.

Fuente: Look, agosto 1970. DeLorean y su mujer Kelly Harmon junto a un Chevrolet Vega

En 1971 Chevrolet consigue, por vez primera, superar los 3 millones de vehículos comercializados entre turismos y camiones. ¿Nuevo escalón hacia la cumbre?. A pesar de su conducta provocadora, DeLorean es nombrado en octubre de 1972 vicepresidente de General Motors; su ascenso a la presidencia parece ya inevitable.

Su remuneración anual alcanza entonces un mínimo de 650.000 dólares, que permitirían ocupar los establos de su rancho de San Diego con más de 300 Ford Pinto de la competencia o hacerse, cada temporada, con 50 Cadillac 75 Limusina, más acordes con su refinado estilo.

La vida amorosa de este bon vivant, separado de nuevo desde el año anterior, sigue siendo tan prodigiosa como su carrera empresarial. En su agenda figuran los nombres de Ursula Andress, Raquel Welch, Tina Sinatra o la actriz Candice Bergen.

Pero los viejos zorros de GM cada vez están más preocupados por las continuas fugas de información a la prensa, que conducen casi siempre hacia él. Por su parte, John soporta cada vez peor a los chismosos de la planta 14 y ya no se molesta en ocultarlo.

Fuente: Friends, octubre 1972. En esa fecha se convertirá en vicepresidente de GM

Y es que el altivo ejecutivo de la barbilla de plástico descubre el poder de los medios de comunicación. Prepara sus golpes de efecto como una estrella de cine. A finales de 1972 aparece en el magazine Signature con el torso desnudo; podríamos imaginar a este Gran Gatsby, una vez vestido, explicar con la misma contundencia las mejoras técnicas introducidas en la nueva gama Monte Carlo.

Pero DeLorean es un eterno insatisfecho que viaja los fines de semana a Los Angeles en un avión de la empresa hullendo de los cotilleos de Detroit mientras presta a las estrellas de Hollywood vehículos de la gama GM. El 8 de abril de 1973 presenta su dimisión del olimpo de GM, la mayor corporación del planeta. Muchos piensan que no habría aguantado mucho más el tira y afloja; otros dan como cierto un despido. Acuerda con el gigante multinacional, como retiro dorado, una concesión de Cadillac en Florida valorada en un millón de dólares.

La prensa lamenta la “importante pérdida para la industria automovilística”, pero DeLorean declarará sin demasiada nostalgia años más tarde:

"No me gustaba ser vicepresidente de General Motors. Era un trabajo poco motivador en el que no podía medir los resultados. Me sentía como si de quarterback me hubiese convertido en el dueño del estadio".

 TWA Ambassador, noviembre 1979

Fuente: Detroit Free Press, febrero 1974

JZD se despide de GM con un nuevo matrimonio. Pocas semanas después de su marcha de la planta 14 se casa con Cristina Ferrare, una de las modelos más cotizadas del mundo e imagen durante años de Max Factor. 25 años acercan ahora a este Tyrone Power de su bella "little pizza".

A pesar de su momentáneo retiro, los DeLorean no frenan su altísimo tren de vida. John conserva participaciones en los New York Yankees y en los San Diego Chargers, posee un rancho de aguacates en California, cabezas de ganado en Idaho y por cada una de sus conferencias el tigre vestido de hombre ingresa, según la revista People, nada menos que 4.000 dólares.

Gracias a ello, los DeLorean continuan recibiendo suntuosamente en su gigantesco dúplex de la Quinta Avenida, en su rancho de San Diego o en su propiedad de Nueva Jersey. Aunque Johnny siempre insiste ante los medios que es un simple ciudadano.

"No necesito mucho. Podría vivir con 60 o 70.000 dólares al año tumbado en una playa sin hacer nada el resto de mi vida. Pero no es mi estilo".

Detroit Free Press, febrero 1974

Libre de las ataduras de General Motors recrimina la falta de un coche pequeño y económico en su gama. La Crisis del Petróleo, que sacudirá brutalmente a la industria automotriz, llegará a finales de ese mismo año. DeLorean parecía haberse anticipado… mientras que la sus antiguos patrones no tendrán disponible el Corsa hasta pasados 10 años.

Critica también la inmoralidad de las multinacionales, de las que formó parte destacada, y propone una nueva ética en la industria del automóvil: debe ser ecológica, sostenible y eficiente en el consumo.

Patrick Wright, responsable de la revista económica Business Week en Detroit, se acerca entonces a DeLorean y le propone contar en un libro sus experiencias en General Motors. John acepta dictar sus recuerdos y aportar memorandos. El escandaloso libro debe ver la luz a finales de 1975, pero DeLorean, perdiendo la costumbre, se acobarda.

Teme que sus revelaciones puedan tener consecuencias. Durante cuatro años impide que “En un día claro se puede ver la General Motors” llegue a las librerías.

Un tiempo que debía ser suficiente para que su más ansiado proyecto vea la luz. 

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